El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó este lunes su "confianza" en que el líder norcoreano Kim Jong Un honrará el "contrato" de desarme nuclear que ambos firmaron en su histórico encuentro del 12 de junio en Singapur.
En esa oportunidad, Trump y Kim dialogaron sobre un camino a la desnuclearización de la península coreana, y avanzaron hacia una distensión en las problemáticas relaciones bilaterales.
"Confío en que Kim Jong Un honrará nuestro contrato firmado y, más importante, nuestro apretón de manos", señaló Trump en un mensaje publicado en Twitter.
Sin embargo, Trump sugirió en el mismo mensaje que China -principal aliado internacional de Corea del Norte- podría estar jugando un papel cuestionable en los esfuerzos de desnuclearización de la península.
"China, por otra parte, podría estar ejerciendo una presión negativa al acuerdo a raíz de nuestra postura sobre el intercambio comercial. ¡Espero que no!", escribió en Twitter el mandatario estadounidense.
Se trata de una referencia a la agria disputa comercial que Washington y Pekín iniciaron la semana pasada, con la imposición de pesados aranceles a las importaciones recíprocas.
Más allá de la mención a un "contrato" firmado entre Trump y Kim, y la confianza del mandatario estadounidense, las relaciones entre Washington y Pyongyang volvieron a tensarse el fin de semana.
El domingo, el gobierno de Corea del Norte rechazó las exigencias "unilaterales y gangsteriles" de Estados Unidos para el desmantelamiento de su capacidad nuclear.
Esta visión sobre una supuesta influencia china sobre Corea del Norte en represalia por la guerra comercial, había sido mencionada el fin de semana por el legislador conservador Lindsey Graham, un aliado de Trump en el Congreso.
"Veo la mano de China en todo esto", dijo Graham a la red de TV FoxNews, en referencia al cambio de tono por parte de las autoridades norcoreanas.
El tono áspero utilizado por el gobierno norcoreano contrasta abiertamente con el discurso de optimismo utilizado por el Secretario de Estado, Mike Pompeo, quien realizó en la semana pasada un nuevo viaje a Pyongyang.
Según el alto funcionario estadounidense, la última ronda de diálogo había sido un éxito, aunque no ofreció detalles sobre la forma en que se daría el desarme nuclear norcoreano.
El viaje de Pompeo a Pyongyang, el primero después de la cumbre de Singapur, tuvo el objetivo de obtener compromisos reales de parte de Corea del Norte sobre la marcha y la modalidad del desmantelamiento de su capacidad nuclear.
El 1° de julio, el diario estadounidense The Washington Post había afirmado, citando fuentes anónimas del gobierno estadounidense, que Corea del Norte intentaba conservar algunas de sus instalaciones nucleares de almacenamiento y producción, ocultándolas de Estados Unidos.
El ahora secretario de Estado fue una pieza central en la apertura de un canal de comunicación con Corea del Norte, al punto de haber realizado un viaje secreto a Pyongyang cuando aún era director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para una reunión con Kim.